Caravaaaaana de mujeres (II)

Sábado. 4 de diciembre. 2010.

Tras levantarme una hora tarde y llegar 45 minutos ídem al trabajo, pasé la mañana como pude aburriéndome lo menos posible.
A medio día salí de trabajar y me fui a casa, dispuesto a hacer la compra. ¿Y a qué me refiero por "compra"? A patatas, chucherías y botella de Absolut.
Bueno, en realidad tuve que hacer visita a mi madre para que me diera el dinero que me debía y poder hincharme a comer gratis.

La tarde transcurrió tranquila. Aunque las llamadas y los mensajes para comprobar si los de Madrid llegaban vivos o no fueron constantes. Miedo me dio cuando TonyT me dijo que venían en coche escuchando HDB's y Fangoriadas varias y que tenían ganas de ver a la Flooor de Tibidaaaabo. La frase que me aterrorizó fue, textualmente: "AVISO: vamos muy Mcnamara".

Entre una cosa y otra quedamos ya por la noche en La Penúltima. Yo ya iba entonado de casa y me temía llegar elegantemente tarde pero mira, al final no porque llegamos todos más o menos igual.

Encontramos un sitio por ahí en medio y empezamos a liarla parda. Saludamos a todo el mundo: a Guio (y nos echamos en cara lo perras que somos que no quedamos nunca y vivimos en la misma ciudad), a Mariano y sus amigos murcianos, TonyT y JL, ChicoTóxico y NoChu, SotadePicas, etc, etc, etc. Había tanta gente en la Penúltima y tanto alcohol en mis venas que llegado el punto sólo era consciente de que el DJ pinchaba genial (que suene "Running Out" de Scissor Sisters seguido de "Black & Gold" de Sam Sparro fue un orgasmo) y que los baños de la Penúltima dan para más de lo que parecen así, tan pequeñines ellos.

Y es que los vermuts son peligrosos, amiga mía. Tan peligrosos (y tan buscados) que durante el resto de la Caravana de Mujeres surgió el rumor de que el vermut de la Penúltima SE ESTABA ACABANDO.

Al rato apareció DanAmigodeTodos y sí, es amigo de todos. Y así fue como todos sus amigos y los míos (que son los mismos) salimos de la Penúltima y nos encontramos en la calle con Antonia Dellata y yo me encendí un cigarro al revés y flipé en plan "Hala Tía! Mira qué llamarada!!".

De ahí fuimos, cómo no, a Arena. Pero a la Madre. Y no había mucha gente así que estábamos cómodos.
De lo que ocurrió en Arena, mejor no hablar. NO HABLAR. Lo que pasa en Arena se queda en Arena. Y más si acabas encendiéndote otro cigarro al revés. Imagínate el resto, querida.

Pero al final yo me volví a mi casa como pude escuchando musiquita y a las... cinco... o las seis... o las siete... yo qué sé, me quedé frito.

¿Qué ocurriría al día siguiente? Era domingo, pero eso no nos iba a detener. La Caravana de Mujeres acababa de empezar.

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