Mi vida es como una mala canción de Parchís.
Primero me dices que sí. Luego dices no. Más tarde que me amas, sí. Más tarde que me odias.
Primero vienes a Barcelona a pasar el finde y pasarlo bien. Luego dices que vas a su casa, porque si vienes a la mía sabes lo que pasará (OBVIAMENTE).
Entonces te digo que si no vienes a mi casa OBVIAMENTE ni me llames.
Pero tú me llamas. Me llamas para decirme que ya has llegado y que te lo vas a pasar bien y que ya veremos cómo quedamos. Yo sólo te doy una opción. Pero tú ya tienes tu plan montado y lo que yo opine sobre él no importa: al fin y al cabo te has acostumbrado a salirte siempre con la tuya.
Al final entre una cosa y otra te sales con la tuya. Y cuando yo, por enésima vez, me trago mi orgullo (imagino que porque te quiero más de lo que te mereces) vas y me dejas en ridículo.
No me digas que lo sientes, porque eso no me sirve de nada.
1 comentario:
pues k le den...espabila, al final este tipo de historias siempre acaban iwal.
mal.
animo !
Publicar un comentario