La noche más larga (Primera parte)

Con el tiempo me he ganado una reputación (sobretodo "puta") que no se ajusta para nada con la realidad. Yo no soy una loca. Ni soy una puta. Ni voy de flor en flor.
Lo reconozco, a mí me encanta que la gente que lee esto o que me conoce de un par de pares de cubatas crea que soy la Samantha Jones osezna de Barcelona.
Pero lo cierto es que no.
En un acto de sinceridad sin precedentes os diré que, en realidad, mis experiencias sexuales son más bien escasas.
Y obviamente es porque me da la real gana. De hecho siempre que pienso en este tema recuerdo a Eva, una amiga de Pol que conocí en una cena tras un concierto en el Auditori, preguntándome: "Y tú que puedes ¿por qué no follas?"
Pues mira chica, porque follar por follar... me quito el calentón con una paja y me ahorro muchos dolores de cabeza.
Dicho esto...

El miércoles pasado se inauguró (por fin) la tienda en la que he empezado a trabajar. Hubo muchos rumores durante varios días sobre que si iva a venir Risto Mejide, que si además él había hecho la publicidad de la tienda, que si por eso somos todos tan guays (porque nos ha tocado la varita de OT).
Lo cierto es que allí ni Risto, ni OT ni nada. Varitas sí. De queso requemado.
Y cava. Hubo un saxo que iba y venía por la planta y unas bailarinas que se escurrían entre los asistentes mientras yo aguantaba como podía el aluvión de gente y sonreía como un gilipollas.
Con cariño. Pero como un gilipollas.

Salimos una hora más tarde de lo previsto y para cuando llegamos a la discoteca ya no quedaba nada de catering. Y la barra libre empezaba en hora y media. A mí me entró la histeria y casi salgo a comprarme un falafel, pero al final conseguí sobrevivir a base de jamón serrano y Coca-Cola.
Hubo mucha charla, mucha risa y mucho jijiji.
A las 00:00 abrieron la barra libre, mi riñón se aguantó los machos como pudo y yo empecé a engullir alcohol como si estuviera poseída por el espíritu de Boris Yeltsin o peor: ¡¡Massiel!!

A los 20 minutos ya estaba delante del DJ (acompañado de Dari-Oh!) pidiendo el Womanizer. Pero no lo tenía.

La mayoría de los asistentes se fueron largando y para cuando empezamos a hacer el ridículo sólo quedaban algunos que iban igual o peor que nosotros, así que no había problema.

La cosa desvarió en heteros que acosaban a mujeres que me buscaban para que les protegiera, camisas rotas, robos de botellas (en una barra libre!!), confesiones inesperadas, salidas del armario con novio incluído, que si me lío contigo y tal y como termino ya me arrepiento, que si me lío con uno y resulta que es el novio o lo que sea de la otra y yo no sabía nada...

Obviamente eso lo escribo en primera persona ¡¡pero no me pasó a mí!!

De todo ello lo que más me jodió fue lo de la salida del armario. Yo llevo años buscando el amor de mi vida y éste salió y ya lo llevaba consigo. ¡En mi armario no había de esos! Voy a poner una reclamación a IKEA.

Salimos de la discoteca esta no sin antes asegurarnos de que el ladrón de botellas llegaba vivo a su casa (con éste hubo una historia muy divertida que se resume en el típico "yo te la chupo y no se tiene por qué enterar nadie, pero que no vale la pena contarla porque lo cierto es que ni yo me acuerdo de qué pasó exactamente) y nos fuimos para Arena.

A esas alturas de la noche yo ya llevaba una lo suficientemente interesante como para que mi cerebro decidiera subirme la cremallera, enfundarme la bufanda, ponerme Circus a todo trapo y rayarme por lo primero que se me ocurriera mientras iba por la calle haciendo playback que sólo yo escuchaba, agarrándome a las farolas y gritándole a la gente por que llegábamos tarde.

Y no sé ni cómo ni cuando ni con quién iba yo hablando cuando entramos en Arena. Lo que sí recuerdo es que me apetecía estar solo.
Me pedí otro Ballantine's con Red Bull y me fui a dar una vuelta por la pista. Y de tanta vuelta me entró un mareo que pa' qué y acabé apoyado en una pared, apartando de mi el cubata como si lo cargara el diablo y concentrando todas las fibras de mi ser en no vomitar.

Y fíjate, que cuando intento no vomitar se me debe subir el guapo. Porque no recuerdo ni la música, ni qué coño hice, pero de repente veo que un tío jodidamente sexy se me queda mirando fijamente.

Aaaaaaaamiga mía... Si te digo que era la primera vez que me pasaba eso... o que al menos yo me daba cuenta (porque estoy convencido de que me han tirado muchos trastos en mi vida y yo no me he dado cuenta)... ¿CÓMO TE QUEDAS?

Ahora voy a ir a darme una ducha y a dormir. Mañana os contaré cómo llegué a la llamada a Pau que empezó así:
"Nena, acabo de salir de su casa y no tengo ni puta idea de dónde estoy."

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta leerte y más sabiendo que seguramente nos hemos cruzado en Arena muchas veces, se me hace todo más creíble y ameno :)

Deseando leer la segunda parte!