Volver a admitir

Hoy he hecho algo que, conociéndome, me sorprende no haber hecho antes; y es volver a admitir a alguien en mi lista de contactos del MSN, sólo para provocar que dé señales de vida. No, no es quien pensáis. Y tampoco es ese otro que pensáis.

O sí, pero no os lo voy a decir. Porque lo que os iba a decir no tiene nada que ver con la persona en si. Sino con otra cosa.

Estaba mirando la lista de desadmitidos y me he sorprendido porque menuda lista, nena. Entre un montón de Alysons y Madisons (estos bots raros que se te cuelan y te dicen "hi, you wanna see my tits?") había cantidad de gente. Muchos de ellos tíos sacados de alguna web de contactos que o han resultado ser lo que no parecía que fueran o que tras cuatro mensajes de muy buen rollo en dicha web acabas saludándoles por MSN y te ignoran.
O peor, no te dejan en paz.

Y entre todos esos nombres he encontrado uno que me ha recordado muchas cosas. Es un tío con el que hablé hace tiempo, un amigo de un amigo que escribía en no sé qué web y que me ponía mucho. Lo agregué porque recuerdo que vi una foto suya y me enamoré.
Viendo su nombre ahora, he recordado las conversaciones que tenía con él, en las que intentaba por activa y por pasiva que fuera gay. Conseguí arrancarle que él con Johnny Depp pues se lo montaría. Y yo no recuerdo muy bien por qué me enfadé con él.

Pero entonces me he dado cuenta de lo que madura uno, casi sin darse cuenta. De cómo en esa época se dicen y se hacen tantas tonterías y crees que siempre tienes la razón y el tiempo te pone en tu sitio y no tienes otra que mirar hacia atrás, reírte de ti mismo y desear que, si algún día te encuentras a esa persona, no se acuerde de lo que le dijiste.
De hecho encontrármelo, me lo encontré. Le atendí, en realidad, cuando trabajaba en Fnac. No me di cuenta de quién era hasta que se fue. Pero me enamoré de él al verle igualmente.

El caso es que lo que más recuerdo de esa época era ese sentimiento... casi necesidad, de convertir todo lo que me rodeaba en gay. Seguramente porque como no tenía nada con lo que me sintiera cómodo trataba de que lo que había a mi alrededor fuera como yo quería que fuera. Que los tíos a los que conocía, lo probaran; en lugar de irme a buscar a quien realmente quisiera probarlo.
Qué tonto era.

Aunque fíjate, a uno al que le comí la oreja para que lo probara le acabé comiendo otra cosa. Y otro se fue de Erasmus y volvió marica.

Pero lo realmente importante es que en esa época yo me puse a escribir un guión. Era una chorrada. Registrada, por si acaso, pero chorrada. Con diálogos muy divertidos y con una historia tonta y muy mal desarrollada. Guión que tiempo después reescribí, haciendo crecer a los personajes. Pero seguía siendo una historia tonta aunque mejor desarrollada.
Una historia que se basaba precisamente en eso: en un personaje gay que trataba por todos los medios de enamorar a un personaje hetero. El final no tenía garra. Porque la historia no era una buena historia.

Hace un tiempo retomé ese guión. Le sumé un hilo conductor que le ha dado mucha más coherencia a la historia y, además, sumé también mi propia experiencia y un vistazo a lo que podría ser mi futuro tras lo que he vivido para darme cuenta de que, en realidad, lo que escribí en ese guión era una historia que aún no me había pasado.
Esa historia ahora no trata de un gay que trata de convertir a un hetero, sino de un gay que se reencuentra sin esperarlo con un antiguo amor, de dos vidas que se separaron y se vuelven a juntar en un escenario imposible. La historia de un gay que mira la piedra y no sabe si esquivarla o tirarse al suelo directamente porque sabe que si da un paso, se tropieza con ella.

Anyway, el guión, que ya no tiene nombre (porque el antiguo no sirve) ha empezado a tomar forma. Y me encanta cómo está quedando.
Seguramente no servirá para nada. Aunque tal vez consiga venderlo y sacarme un pellizco y animarme a hacer alguna cosa más.

Pero ahí está. La historia de Javi y Marcos. Algún día os la dejaré leer. De hecho yo, de vez en cuando si me aburro, me cojo la anterior versión y me la releo. Larga de cojones. Pero muy divertida.

P.D.: Tranquilos. Que yo no estoy viendo ninguna piedra ahora mismo. Al menos no ESA piedra.

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