Broadway on black

Ayer por la noche fue todo un poco desastre. Me quedé sin internet y sin móvil a la vez y hasta esta tarde no he vuelto a tener conexión con el mundo.

Como no tenía sueño decidí jugar un rato al remake del Monkey Island para pasar el rato.

Mientras jugaba llegó un SMS de Pol con una noticia que, no por esperada, fue menos dolorosa.

A Xavi lo habéis conocido en este blog como una de las personas más divertidas que jamás he conocido. No sé si le puse algún nick o si hablé de él sin tapujos. Siempre me acordaré de esa noche de carnaval que después de ver no sé qué acabamos en el Universitari con Pol y algunos amigos, riéndonos a carcajadas por cualquier tontería, llorando sin parar y con la mitad del bar mirándonos.

Y eso que sólo bebió agua con gas.

Xavi ha sido una de esas personas que han tenido un paso discreto por mi vida, pero cuando coincidíamos nos reíamos muchísimo y siempre que hemos quedado para ir a casa de Pol me moría de ganas de que estuviera allí, porque sabía que esa noche me iba a reír de lo lindo. Más de una vez me ha alegrado el día (o la semana) sin él saberlo. Algo que, por desgracia, ya no podrá volver a hacer.

Hace un tiempo le diagnosticaron algo que a todos nos hizo temer lo peor. Los resultados de las pruebas cada vez eran más pesimistas. Y a pesar de todo siempre que hablaba con Pol sobre su estado él me decía que él lo había interiorizado bien y que seguía sonriendo. No me sorprendía, siempre que he visto a Xavi le he visto riéndose.


Pero ayer por la noche, finalmente, una bombilla de Broadway parpadeó y se apagó para siempre. Pero estoy seguro de que, esté donde esté (y como ha dicho Pol) estará tarareando musicales para nosotros.

Xavi, aunque no te llegué a conocer todo lo que me habría gustado, te echaré muchísimo de menos.