Pegados: El Musical

Ayer por la noche fuimos unos cuantos a ver "Pegados: El Musical".

Antes de eso Pol y yo nos fuimos a dar una vuelta al Mediamarkt que hay debajo del hotel hamburguesa ese que hay en Hospitalet sólo para comprobar que ya no se hacen películas en Blu-ray como las de antes (que te las comprabas todas).

De ahí fuimos al MercadooooonaMercadoooona a comprar merienda (osea, cosas con muchas grasas y chocolates y sabores varios) para irnos a su casa a pasar la tarde con M, S e I que venían a hacer rato hasta que fueramos al teatro.

M y S, recién llegados de London Baby! nos contaron cómo es la secuela de "El Fantasma de la Ópera" y nos repartieron regalitos. A mí me tocó un poster de "Love Never Dies" (la secuela, que se llama así) y un dispensador de caramelos a lo PEZ pero con forma de mando de Wii (que fue la sensación de la noche porque descubrimos que, además de utilizarlo para dar caramelos se puede usar como arma).

Total, que nos fuimos al Almeria Teatre a ver la obra. Cuando llegamos no había mucha gente y a mí además lo de pasear por Gràcia pasadas las 22:00 me da un poco de mal rollo porque está todo lleno de hippies. Eso sí, al acabar la noche (esto debería contarlo luego pero no me da la gana) me di cuenta de que si hubiéramos sido un poco más listos, habríamos devaluado el Eixample para que se llenara de estudiantes con rastas (lo que yo llamo "hippies de lleida" y habríamos montado el barrio gay allí, porque es lo más parecido a Chueca que tenemos -sin contar el Raval, pero eso ya no tiene remedio-).

El Almeria Teatre es bastante nuevo (de hecho aún huele a pintura) y aunque tiene un look un poco artificial la verdad es que es bastante cómodo (aunque, eso sí, el bar es poca cosa y la aglomeración al entrar puede ser un poco drama.

Anyway, la obra.



El argumento se resume, básicamente, en una pareja (hetero) que se lo monta en un bar sin conocerse y, por una razón científicamente explicable pero altamente improbable, acaban pegados el uno al otro. Vamos, que él no puede sacarla.
Así que van al hospital y allí se encuentran con una enfermera un poco borde que les dice que el doctor aún no ha llegado y que, de hecho, no vendrá hasta el final porque sino la obra se acabaría muy pronto (además, el doctor es el pianista ¡y sin él no hay música!).
Planteado esta historia tan inverosímil y ese juego con la meta-realidad (que es constante durante toda la obra) la pareja se enfrenta a una hora y 20 (o 5 minutos según el reloj!) en los que irán cambiando de postura para estar cómodos y cantando canciones que harán que se vayan conociendo mejor.
Son sólo cuatro actores (aunque no son sólo cuatro personajes -y de hecho esto resultó ser la parte más divertida de la obra gracias a la magnífica Gemma Martínez) y los cuatro están fantásticos.
Es muy muy recomendable (de hecho tanto que yo ya estoy intentando convencer a Darío para ir un día de estos y hacer algo un poco diferente) así que si estáis por Barcelona y no tenéis nada mejor que hacer (cosa altamente probable en esta ciudad) os aconsejo ORDENO que vayáis.
Y si no os gustan los musicales pues mira, al menos que sepáis que los actores principales se pasan toda la obra en bolas. Bueno, ella lleva el sujetador. ¿Contentos ahora?

En serio, aprovechad y no os la perdáis porque decir que es divertida es poco. Yo acabé con dolor de cabeza de lo que me llegué a reír. ¡Y es que están fenomenal!

Después de la función (allí nos arrejuntamos con Pintó y con Sergi Albert -a él le pongo el nombre entero porque como en Cataluña es conocido pues que se sepa que me codeo con celebrities ¿sabes?-) nos fuimos a un restaurante sirio a tomar algo pero acabamos todos cenando. Yo no debí hacerlo. Olvidé que estoy tomando ibuprofenos para la muela y que mi estómago está delicado y claro, la comida siria no es lo más indicado para estos casos. Eso sí, qué bueno está el puto falafel de los cojones.

La cena fue un despiporre de frases absurdas, de Pintó haciéndose el borracho (porque antes del teatro se había bebido un mojito ¡¡uno!!), y risas, anécdotas y locuras varias.
Nos recogimos (cuando nos echaron del restaurante) y nos fuimos pa' nuestra puta casa.

Echaba de menos noches así :)

No hay comentarios: