No vengas más

Hoy no iba a escribir ningún post. Básicamente porque cuando decidí eso no había pasado nada interesante en mi vida. Nada que contar. Nada que aportar.

Fui a cenar a casa de J, la tradicional cena de Navidad. La del año pasado ya os conté que fue demencialmente divertida con el juego de roles navideños. Este año no había nada preparado así que la diversión corría únicamente por nuestra cuenta.

Y la cena fue divertida, claro que sí. Nos lo pasamos muy bien. Rajamos de todas las estrellas del pop, hablamos del mundo gay (J y J, que son novios, son gays bastante atípicos y se estremecen cuando les explico según qúe cosas), vimos el vídeo de Bad Romance unas siete veces, les puse el corto de Jodienda Warrick y luego enchufamos el Singstar.

A eso de las cuatro la gente empezó a desfilar y yo decidí quedarme despierto un poco y bajar hasta el tren para coger el primero porque no me apetecía quedarme a dormir allí y nadie se ofreció a llevarme (comprensible, en parte).

Aquí es cuando empiezan las cosas que SÍ debo contar.

El otro día os hablaba de lo importantes que son las decisiones que tomamos y a veces ni nos damos cuenta. Decidir no quedarme a dormir fue una buena decisión.

Al bajarme del tren en Plaza Cataluña decidí ir por Rambla Catalunya y girar por Gran Vía (pasando así por la puerta de Arena) en vez de ir por Ronda Sant Pere, por si me econtraba algún conocido o a Daddy-Oh! volviendo para casa.

Vi a un par de conocidos por ahí pero ni me paré a saludarles. Seguí andando mientras escuchaba a Medina y cuando me disponía a cruzar el semáforo de Balmes alguien me coge del brazo. Yo me doy la vuelta y me encuentro a un chaval bastante menudo, pelo castaño claro, ojos azules... poquita cosa físicamente pero bastante guapo.
- ¿A dónde vas? -me dice.
- A mi casa -respondo.
- Pues ya no. Sabes quién soy ¿no?

Claro que sabía quién era. Era Zac Efron. Bueno, no era Zac Efron de verdad. Es el mote que le puse a un chaval bastante majo que apareció por Gayromeo y con el que me había mandado un par de mensajes.
Zac iba con dos amigos. Uno de ellos, le llamaremos A, se me quedó mirando y me dijo que me conocía. Que le sonaba mi nariz.
Aha, ok, de acuerdo.
Me pidió que le pusiera Lady Gaga. Saqué el iPhone y busqué The Fame Monster y entonces A me dice:
- ¡Ah! Ya sé de qué te conozco. Del Bear. Lo sé por la nariz y por el iPhone blanco, que te dije que era muy bonito.

Y entonces recordé que con A también me había mandado un par de mensajes pero cuando me dio esa semana época en la que borré todos los perfiles y todo le perdí la pista.

Lo que pasó después no es lo que creéis que pasó, pero fue bastante divertido. Yo, que no había bebido nada, en la puerta de Arena con Zac Efron cogido a mí metiéndome mano mientras esperaba a que sus amigos sacaran los abrigos y saludábamos a todos los que pasaban por ahí (porque o les conocía yo o les conocía él).

Cuando ya nos íbamos hacia el tren (iba a acompañarle, no tenía nada mejor que hacer) me encontré con la Yiyi. Le conté lo que había pasado y tuvimos esta conversación que yo aún me estoy riendo:
- Tía -digo yo-. Para un día que no vengo y ligo en la puerta.
- ¡PUES NO VENGAS MÁS! -me grita él, todo convencido.
Me despedí diciéndole que eso estaba lleno de chusssssma que te mueres y fuimos para la estación.

Por el camino Zac no paraba de decirme lo majo que soy, lo simpático que soy, lo majo que soy, lo simpático que soy y yo pues mira, me lo pasaba bien. Cuando empecé a rajar de Crepúsculo (que es algo sistemático últimamente, en cualquier conversación que tengas acaba apareciendo el tema "Crepúsculo") la cosa se puso un poco tensa porque claro, a sus edades son todos como super fans. Bueno, a la mía también conozco más de un fan, así que eso no es un indicativo de nada.

Mientras esperábamos al tren apareció otro chico, cuyo nombre no recuerdo, que venía muy trajeado y que había pasado la noche de fiesta en el Dadá de Badalona. Al ver mi cara de terror contestó con un "sí, exacto, así ha sido". Ese chico me hizo bastante más gracia que Zac Efron, pero claro, no era plan de coger al pobre Zac y tirarlo a la vía. Ahí estuvimos un rato hablando, saludando a los borrachos que pasaban por el andén hasta que vino el tren y los tarraconense se fueron y A y yo nos fuimos a coger el metro él, el bus yo.

En el camino A me comentaba que para Zac seguramente a estas alturas ya soy su novio y que me prepare. Yo no le hice mucho caso y le dije que, aunque Zac es muy majo y me parece tremendamente guapo, no es exactamente mi tipo de tío. Que yo ahora mismo prefiero algo con un poco más de carne. Que no quiero nada serio (y si lo quiero no es con alguien como Zac), pero que los follamigos nunca sobran.
Así de claro.

A me decía que cuando yo le dijera eso a Zac él estaría ahí para aguantar sus lágrimas. Sí tía, a mí estas cosas me superan.

Estuvimos un rato hablando en la parada del metro, rato en el que aproveché para decirle a A que, aunque soy muy majo y muy simpático, también es cierto que con los años me he vuelto un poco hija de puta. Esto se lo dije, más que nada, para que luego no digan que yo las mato callando y que mucho jajaja jijiji pero luego soy lo puto peor.

Que también. Pero no sería éste el caso. Porque no tengo ninguna intención de nada más que pasarlo bien.

Anyway, nos despedimos y me fui a buscar el bus (si hubiera ido en metro habría llegado antes) y llegué a casa y no había nadie. Daddy-Oh! ya había salido para trabajar y Luriruri debía estar durmiendo fuera. Con ese novio que hoy te deja pero mañana te viene a buscar como si no pasara nada. ¿¿¿???

Me recuerda tanto a mí en cierta época...

Y al meterme en la cama fue cuando me di cuenta de que si hubiera decidido quedarme a dormir en casa de J, o tirar por otra calle al llegar al centro, o no haber ido a la cena... no habría vivido este mini-capítulo de Al Salir de Clase.

Y esta noche, reencuentro con PauPau después de un montón de tiempo sin vernos y más que probable visita al Strass y, seguramente, a Arena. Y yo, sin dinero.

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